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martes, 29 de noviembre de 2016

CARY GRANT. ACTOR Y GALÁN DEL SIGLO XX. 30 AÑOS DE SU MUERTE". + 29-11-1986.

   
Cary Grant: las sombras de un galán de Hollywood marcado por la tragedia


 "Si algo tuvo el pasado siglo XX, fueron buenos actores; en la que los efectos especiales, no se los comían; y en la que el gran trabajo de los personajes relucía, en muchas películas.
Hoy hace treinta años, que se nos fue el gran Cary Grant, repasamos su otra vida...."


Cortesía de: Astrid Meseguerpara:  www.lavanguardia.com


Cary Grant fue el rey absoluto de la alta comedia. Conquistó al público con una elegancia natural, su ingenio y una atractiva mirada. En la pantalla sedujo a las más bellas actrices del firmamento cinematográfico: desde Joan Fontaine, Grace Kelly o Ingrid Bergman hasta Sophia Loren, de la que quedó prendado tras rodar con ella en Ávila el drama histórico de Stanley Kramer Orgullo y pasión. Su carrera abarcó casi cuatro décadas y dejó un legado de más de setenta películas. Su verdadero nombre era Alexander Archibald Leach y nació en Bristol (Reino Unido) en 1904, en el seno de una familia humilde y conservadora. Su pasión por el teatro le llevó a enrolarse con 15 años en una compañía ambulante, y en 1920, desembarcó en los Estados Unidos para dar el salto a Broadway, interpretando personajes en comedias musicales. En 1931 viajó a Hollywood y poco a poco pasó de ser un actor de reparto a convertirse en una gran estrella. Su atractivo rostro no pasó desapercibido por los cazatalentos y los estudios Paramount le ofrecieron un contrato. Ese fue el comienzo de una carrera no exenta de altibajos que le catapultó a lo más alto y le otorgó la fama de elegante seductor y perfecto caballero.
Reinó en todos los géneros cinematográficos, encarnó los personajes más impensables y trabajó con grandes directores, desde George Cukor hasta el rey del suspense Alfred Hitchcock, que lo dirigió en cuatro filmes y llegó a decir: “Podría actuar con la cara manchada de huevo y seguiría pareciendo tan fascinante como siempre”. El American Film Institute lo colocó en el segundo puesto de los actores legendarios de todos los tiempos, solo por detrás de Humphrey Bogart. Estuvo nominado como mejor actor en dos ocasiones por Serenata nostálgica (1941) y Un corazón en peligro (1944). Pese a su larga trayectoria profesional, el Oscar se le resistió. Y es que la Academia le dio la espalda porque Grant se atrevió a criticar las prácticas abusivas de los grandes estudios y apoyaba abiertamente a actores caídos en desgracia como Ingrid Bergman o Charles Chaplin. Finalmente, en 1970 Hollywood le otorgó una estatuilla honorífica.
Cary Grant junto a Sofia Loren
Cary Grant junto a Sofia Loren (RP / GTRES)
Tras su aparente serenidad, Cary Grant escondía una tremenda inseguridad fruto, en parte, de una infancia problemática. Este 29 de noviembre se cumplen 30 años de la muerte del protagonista de Sospecha. Tenía 82 años cuando un ataque cardíaco le sorprendió de madrugada. Con motivo de la efeméride, repasamos las sombras de una de las estrellas más reservadas de Hollywood.
INFANCIA TRAUMÁTICA.
Grant arrastró siempre las heridas de una infancia dolorosa, marcada por la ausencia de la madre y la autoridad de un padre, Elías Leach, que prefería darle a la bebida antes que cuidar de su hijo. Sus primeros años de vida no fueron muy felices ya que sus padres no se llevaban bien. A la edad de 9 años, su progenitor le dijo que su madre se había ido de casa durante un tiempo para pasar unas “largas vacaciones”. Sin embargo, lo cierto era que la había internado en un sanatorio mental contra su voluntad. Elías aprovechó que su mujer sufría una depresión clínica severa tras la muerte de su primer hijo para irse con su amante de turno. Grant creyó que su madre le había abandonado y este hecho le afectó muchísimo psicológicamente durante años. El actor creció convencido de que su madre estaba muerta, hasta que en 1935, tras una conversación por teléfono con su padre, éste le confesó la verdad. En la sala de visitas de una tétrica institución mental, Elsie, de 56 años y su hijo se volvieron a ver después de tanto tiempo. El actor, que ya era famoso, se encargó de que a su madre no le faltara de nada y la trasladó a una residencia privada, donde moriría dos semanas después de cumplir 95, mientras dormía la siesta. Grant nunca quiso dar demasiados detalles en público sobre su desafortunada infancia e incluso la falseó, haciéndose pasar por hijo de una familia con tradición teatral y dedicada a prósperos negocios.
GIGOLÓ EN NUEVA YORK.
Su anhelo de llevar una vida diferente y ser amado le llevó a convertirse en actor. En 1917 consiguió su primer trabajo en un escenario. Se unió a un grupo de jóvenes acróbatas y allí encontró el hogar que nunca tuvo. En 1920 se fue con ellos a América en una gira que duró dos años. Quedó hechizado por el ambiente de Nueva York, donde además de hacer vodevil y vender corbatas, llegó a ejercer de gigoló para ganarse la vida durante sus años mozos. Algunos biógrafos aseguran que la actriz Mae West tenía una agencia de gigolós en la Gran Manzana y Cary era el más solicitado de su catálogo. Entre sus clientes se encontraban tanto damas como caballeros de la alta sociedad neoyorquina, entre ellos el diseñador Orry-Kelly, con el que se dice que protagonizó algunas escandalosas escenas de celos.
Cary Grant y Mae West en la película 'No soy un ángel'
Cary Grant y Mae West en la película 'No soy un ángel' (Paramount)
BISEXUAL.
Aunque se casó hasta en cinco ocasiones, la preferencia de Cary Grant por los hombres fue siempre un secreto a voces hasta su muerte. Sin embargo, él nunca lo admitió. Entre sus íntimas amistades masculinas destaca la que mantuvo durante años con el actor Randolph Scott, al que conoció en el set de la película Sábado de juerga (1932). Cary y Randolph decidieron de inmediato vivir juntos y una muestra de la buena sintonía que había entre ellos la recogió Ben Maddox en la revista Modern Screen, que publicó fotos de ambos en su mansión de Malibú en las que se les podía ver cocinando, dándose un baño en la piscina o leyendo en el salón. Los publicistas de la Paramount tuvieron que inventarse toda clase de farsas para satisfacer la moral californiana, colocando al lado de los intérpretes jóvenes bellezas para no debilitar su imagen de seductores. Presionados por los estudios de cine, tuvieron que romper su relación en 1940, aunque nunca dejaron de verse. El libro “Cary Grant: el corazón solitario”, de Charles Higman y Roy Moseley, asegura que el intérprete de Historias de Filadelfia tuvo su primer amante a los 17 años, un actor de aspecto viril llamado Francis Renaull. Después apareció el australiano Jack Kelly, cinco años mayor y de rostro afeminado que se dedicaba a pintar murales. Los autores del libro también señalan al magnate Howard Hugues como uno de los amantes más fogosos de Grant, con el que tuvo un apasionado romance.
Cary Grant y Randolph Scott en agosto de 1933
Cary Grant y Randolph Scott en agosto de 1933 (Revista Modern Screen)
POSESIVO, MANIÁTICO Y VIOLENTO.
Grant tenía fama de ser un hombre de carácter posesivo con sus esposas. Con la primera de ellas, la actriz Virginia Cherrill, solo estuvo casado un año. El divorcio se convirtió en un proceso escabroso en el que ella le acusó de malos tratos, que nunca fueron probados, y de amenazarla, además de asegurar que Grant bebía en exceso. Su matrimonio con la multimillonaria Barbara Hutton tampoco llegó a buen puerto, aunque su relación siempre fue cordial. Con su tercera mujer, la actriz Betsy Drake, estuvieron unidos casi trece años. Luego llegaría Dyan Cannon, con la que tuvo a su única hija, Jennifer. Con esta actriz el matrimonio finalizó de forma escandalosa. Ella le acusó de violencia doméstica, de encerrarla en el armario y prohibirle usar ropa “demasiado corta”. La sentencia calificó a Grant de “hostil e irracional”. En 1981, el actor contraería nupcias por quinta y última vez con Barbara Harris, relaciones públicas de un hotel y 47 años más joven. Por otra parte, Grant también tenía fama de maniático. Entre sus extravagancias destacan la de plancharse los cordones de los zapatos, tener siempre una rosa roja en su bandeja del desayuno, usar lencería de mujer o elegir de forma escrupulosa su vestuario.
Cary Grant y su quinta esposa, Barbara Harris, en una fotografía de 1979
Cary Grant y su quinta esposa, Barbara Harris, en una fotografía de 1979 (Ron Galella / Getty)
TACAÑO.
Las penurias económicas que padeció en su infancia le hicieron controlar mucho el dinero que ganaba. Pese a llegar a cobrar más de tres millones de dólares por película, que lo convirtieron en el actor mejor pagado de su tiempo, Grant tuvo una merecida fama de tacaño en Hollywood. El temor a volver a ser pobre siempre le rondaba por la cabeza y llegó a recibir sesiones de psicoanálisis para evitar pesadillas relacionadas con la pobreza. Le apasionaban las carreras de caballos y las apuestas, pero nunca invertía más de un par de dólares. También hay varias fuentes que afirman que llegaba a cobrar entre 15 céntimos y un dólar por cada autógrafo que firmaba. El actor se quejaba de los impuestos que debía pagar y en todos sus matrimonios firmó contratos prenupciales.
CONSUMIDOR DE LSD.
Su tercera mujer, Betsy Drake, fue la responsable de los devaneos de Grant con el LSD, una droga que produce efectos alucinógenos y que estuvo muy de moda en los años 60. Ella le recomendó que acudiera a la consulta de su psicoterapeuta para que le ayudara a superar los traumas de su infancia. En 1959, cuando Grant tenía 55 años, empezó a consumir LSD como parte de una terapia psicológica desarrollada por el doctor Mortimer Hartman. Bajo su supervisión, tomó la droga durante tres años en un total de 100 sesiones. Cada sesión duraba 6 horas y a menudo eran sesiones colectivas en las que también participaban otros pacientes. Aldous Huxley, autor deUn mundo feliz, fue compañero de viajes lisérgicos de Grant en varias ocasiones. En algunas sesiones, el protagonista de Con la muerte en los talones sufrió estallidos de violencia y en una ocasión destrozó los muebles de su casa. Cuando en 1968 se ilegalizó el LSD, Grant abandonó su consumo.


"Te seguiremos recordando, en tus buenas películas......."

Karpov.




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